Ciudad Violeta
Para cuidar desde la cercanía. Se trata de llevar a la práctica la idea de que una COMUNIDAD FUERTE es siempre más justa, más resiliente, más democrática y más segura.
La lucha contra la violencia machista es una lucha de toda la ciudad, sin excepción. Por eso, hay que poner en valor el trabajo hecho por la Concejalía de Feminismo. Hemos pasado de la denuncia particular, a instalar los puntos violeta durante las fiestas primero, a desplegar carpas especializadas en los barrios después y, a finales del año pasado, a crear una red de establecimientos comprometidos en la lucha contra la violencia machista.
Son cosas que ya están cambiando en Alcorcón y que tenemos que apuntalar en lo que queda de legislatura, sin hacer caso a quienes vomitan odio por la boca.
Hacer comunidad y hacer una ciudad más feminista van de la mano.
No se trata de crear una rama “sectorial” feminista, se trata de pensar la ciudad desde una perspectiva feminista. Y esto, además de la prevención de las violencias, supone entender la cercanía como una fortaleza.
Frente a la ley de la selva, donde cuando uno tiene un problema se salva si puede, o mejor dicho, si tiene, el Gobierno municipal de Alcorcón está levantando un proyecto de comunidad que recupere la plaza pública. Mediante iniciativas que buscan que el empleo se cree en la ciudad, que el comercio local se fortalezca y que el tejido vecinal activo cobre protagonismo, recuperamos la plaza pública, entendido como ese lugar común donde nos conocemos y nos cuidamos las unas a las otras.
Uno de los proyectos más ambiciosos, pero también más transformadores de nuestra concejalía de feminismo consiste en impulsar un servicio de conciliación municipal que ofrezca formación en cuidados de manera profesional como manera, además de crear empleo local.
Porque, aunque la conciliación y los cuidados desbordan el ámbito local, eso no significa que no podamos hacer nada.